Una segunda oportunidad para el respeto

No siempre es fácil crear un ambiente en el que el respeto y la tolerancia estén presentes. Son valores que no se pueden enseñar a la fuerza, a base de repetirlos una y otra vez y que, sin embargo, son claves para el correcto funcionamiento de un aula.

En el documental Un pulso al fracaso podemos observar cómo los profesores procuran crear ese clima en el que los alumnos se sienten libres y pueden participar sin miedo al rechazo, inculcándoles así la cultura de la paz. Así pues, me gustaría resaltar algunos de los métodos que estos profesores usan para cumplir con su objetivo.

En primer lugar, me parece admirable que desde el primer momento se les trate como a iguales, personas que pueden razonar y tomar sus propias decisiones. Por ejemplo, cuando les hacen la entrevista para acceder se les pregunta si quieren estar ahí por voluntad propia o si se les está obligando a asistir.

También me gustó que los profesores empatizaran con ellos y expresaran sus sentimientos y opiniones en voz alta delante de la clase, creando un clima de confianza, en el que los alumnos se sintieran cómodos. Un claro ejemplo es cuando le roban algo a un compañero y la profesora dice que se siente «fatal» por el compañero al que le han robado y algo decepcionada.

Para estrechar estos lazos y crear esta confianza y libertad, los profesores participan de manera activa en actividades más prácticas que los alumnos encuentran atractivas, como un partido de baloncesto o una clase de cocina.

Finalmente, y algo que me parece fundamental, es la delegación de la responsabilidad, porque el estudiante siente que confías en él. Además, en el caso del vídeo, observamos como una chica ayuda a los vecinos del barrio para que les sea más fácil utilizar los ordenadores, por lo que puede poner en práctica esos valores de ciudadanía y sentirse útil.