The Miracle Worker

Un milagro para Helen Keller (2000) fue una película que me marcó mucho, pero cuyo final no me gustó. ¿La razón? Me parecía que no era muy realista. Poco después descubrí que la película estaba basada en una historia real, que aquella niña llamada Helen Keller existió y que su tutora Anne Sullivan le ayudó en su camino hasta que no quedó más tiempo de clase.

Considero que la película nos enseña un montón de cosas a nivel psicopedagógico, desde las dificultades de aprendizaje de Helen, hasta su relación con su familia y con el mundo exterior, pero que le faltan detalles importantes (quizá lo mencionan una única vez y justo yo no lo pillé). Creo que se deberían mencionar en más ocasiones para que ciertas escenas que, sobre todo, aparecen al final puedan comprenderse de manera completa y no parecer sacadas de una película de ciencia ficción sin ningún tipo de argumento. Entiendo que puede ser difícil resumir una vida sumamente compleja e interesante en un largometraje de 84 minutos.

Anne Sullivan con Helen Keller
Por hacer un resumen de la película, sin hacer spoilers, Helen Keller es una brillante niña nacida en una familia acomodada. Desde pequeña tiene una visión asombrosa, pero a la edad de diecinueve meses sufre una fuerte gripe cuyas secuelas fueron la ceguera y sordera de la pequeña Helen. Gracias a su gran intelecto desarrolla varias señas propias para poder comunicarse con su familia, pero esto no parece ser suficiente. Sus padres buscan diferentes institutrices para su hija, dejando caer en estas toda la educación de la niña. Sin embargo, por una u otra razón todas se acaban marchando y poco a poco Helen se vuelve un pequeño animal salvaje, sin modales ni educación y con ataques de rabia repentinos. Es entonces cuando sus padres, desesperados por encontrar un descanso en su irritante vida familiar dan con Anne Sullivan, una maestra de la Escuela Perkins para Ciegos, que se escandaliza cuando ve el comportamiento de la niña. A petición de Anne, Helen y ella vivirán dos semanas aisladas de su familia y en contacto con la naturaleza en el jardín de la casa. Anne se centrará no solo en enseñarle lenguaje de señas, sino también modales y ciertas normas de comportamientos, así como amor y comprensión, algo de lo que Helen también carecía.  

Así, podemos indicar que se trata de una pedagogía personalista, es decir, que se centra en las necesidades de una persona en concreto. Anne supo analizar qué le hacía falta a Helen y adaptarse a su forma de vida para que de esta manera su aprendizaje fuera significativo.

Muchos profesores tienen su propia metodología, que no cambia ni se adapta a las nuevas generaciones a las que tiene que educar. Espero no ser una de ellos. De hecho, me parece algo surrealista tratar de crear un «verso» relacionado con tu carrera en la Educación cuando apenas he olido de qué trata este pastel. Me gustaría poder enseñar y que la persona que está al otro lado aprendiera: no solo a mis alumnos sino, una vez pasado el «tiempo de trabajo», seguir siendo capaz de transmitir conocimientos y, por supuesto, aprender cosas nuevas.

La película The Miracle Worker se centra en la vida de Helen Keller, pero si cambiamos el foco a la de Anne Sullivan podemos comprender que la educación nunca muere, que estamos en constante aprendizaje y que puedes ser capaz de «enseñar hasta morir».


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